Soy filósofo por formación pero también por inclinación. Y es que desde bien pequeño he tenido la cabeza repleta de preguntas singulares. Se podría decir que siempre he sido esa clase de persona curiosa que tiene un «¿Por qué?» para cada «qué», alguien que no puede dejar de profundizar en lo que otros consideran obvio hasta topar con sus raíces nada obvias. Esta búsqueda continua de las raíces me ha llevado a interesarme por lo que los antiguos creían que era la finalidad última de los seres humanos, el deseo que se encuentra detrás de todos los deseos, la felicidad. Por ello en los últimos años he estado obsesionado con dar respuesta a una pregunta: ¿Cuáles son los factores más importantes para vivir una vida feliz? Lejos de lo que pensaba en un principio, los factores externos como la genética que nos ha tocado, la familia en la que hemos nacido y las circunstancias que enfrentamos a lo largo de la vida no son el elemento clave. Los factores que más determinan el nivel de logro y la felicidad que experimenta una persona a lo largo de su vida no son externos, son internos. Concretamente son 3, el sistema de creencias de la persona que determina su forma de entender el mundo, los valores personales que orientan su conducta y sus hábitos, que son el conjunto de comportamientos que la persona lleva a cabo de forma repetida y automática. Estos tres factores, las creencias, los valores y los hábitos son los que determinan en mayor medida cual será el destino de una persona. Por ese motivo he decido dedicar mi vida a ayudar a todas las personas que pueda a construir creencias, hábitos y valores que les permitan alcanzar sus objetivos vitales mientras experimentan felicidad en el proceso.